miércoles, 1 de octubre de 2008

Bajofondos



Se perfora
por debajo de la corriente
arriba de la pared de
los Infiernos desconocidos…
Océano Negro o
mar blanco y seco…
Carbonizado, anzuelos ciegos,
esqueletos branquiales.
Prisiones de aire sumergidas
y ubres estériles, leche salada
sobre la Azotea del
Universo…
Oculto.
conocido…
piedra humana.
Fundiendo el mar,
Naturaleza cegada,
casi muerta,
suicidados.

domingo, 28 de septiembre de 2008

PIOLET


Crucifixión
a través de
una ventana roja,
campos segados.
Semilla estéril
cae sempiterna
entre grietas
golpeadas
grietas en
muro de pirámide,
hacia una Luna
virgen
desde un paño
invisible
nunca perdido
y nunca hallado.

sábado, 27 de septiembre de 2008

visión


En negro
sobre una ola
cresta de tu alarido,
hálito que perfore
herida en el barro
sobre el rojo camino
aliviado por la sal
y espinas quemadas.
Volando
hasta caer muertos,
entre la claridad
y una línea de sombra
sobre los perfiles
filosos,
que se pierden
en el invisible horizonte
pintado en polvo.

domingo, 21 de septiembre de 2008

la noche


La noche

La noche encarcelada
morando allí
agonizando dentro
en una pupila reseca,
en la prisión de una vista
de tormenta.
La noche allí, revolviéndose,
alarea incierta
entre Ángeles
entre Demonios
entre Serpientes
que la muerden
y cuyo veneno
sin matar,
resucita o procrea.
La noche muerta
dentro de Su misma
noche,
confundida siempre
en carne viva
amortajada con su Piel,
esperando llegar
hacia la Raíz.
La noche brotando
manchando el día
con venas abiertas
negras de vida
sangrando,
sobre todos y Todo
noche de Vida Muerta.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

EQUIVOCACIÓN


Del florero
entre restos de agua vieja,
las rosas pendían rojo sangre
sus pétalos ennegrecidos,
cayendo y cayendo
sobre el mármol muerto…
Tallos ya desdentados,
y el casi inaudible sonido,
que como un tic-tac
percibía el desdichado
en su pequeña celda oscura.
Ahogó el ruido
de la caída
del último pétalo
la exhalación final,
pavorosa y espeluznante.
Abajo,
nadie nunca escuchará
el grito sin rumbo...
El lamento sordo y ensordecedor
en la madera
y el bronce.
Ya la última vela
ha coronado,
con su cabo negro
esa gigante montaña
de muerte que anuncia
otra
dentro del ataúd verdugo,
florero de huesos
y manos crispadas…

lunes, 11 de agosto de 2008

EL GUIÑO

Sobre el río de aguas marrones y casi quietas, el bote pequeño avanzaba hacia la orilla, donde tres hombres lo aguardaban tranquilamente.
Manuel, el único tripulante, se acercaba azorado. Llegó a la orilla y desembarcó. Entre los cuatro fueron descargando de a poco los paquetes de envoltorio marrón.
Surgió así que de pronto uno de los tres, el que parecía el jefe, dijo –No más- y le guiñó un ojo al joven botero, de una manera muy extraña y nunca vista.-No más, Manuel-repitió, y sonrió al reafirmarlo.
Veinticinco fueron los paquetes que llevaron hasta el Peugeot 505 color verde, con chapa que decía PUM 665.
Dos horas más tarde, los tres hombres bajaron del auto en la base militar, en medio de un paraje despoblado. Hacía un calor infrahumano, pero ellos estaban habituados a todo esto.
Dos soldados bajaron la carga y la llevaron hasta un laboratorio. Entraron ellos y los soldados se retiraron enseguida.
Comenzaron a abrir los paquetes con mucho cuidado, abriendo primero los envoltorios del café, y extrayendo de éstos unos panes blancos y duros, que era cocaína purísima, de la mejor.
Al sacar toda la droga, un hombre de bigotes rubios y que le llegaban hasta el mentón empezó a cortar los panes con un estilete, cuyo mango tenía el escudo nacional y las iniciales del dueño grabadas, junto a la palabra “prefecto”. Era el más experto de los tres, y el más callado también.
Entre la cocaína extrajeron varios chips, que asemejaban a pasas de uva dentro de pan dulces. Era 23 de diciembre.
Después de seis horas, los números telefónicos, direcciones, fotos, y toda clase de información estaban en poder de ellos.
La noche del 25, dieciocho reos ingresaban en la cárcel de la provincia tan calurosa.
El más viejo de los tres, el hombre que guiñaba el ojo, de uniforme, le dijo suavemente, con el semblante triste e irónico al reo que marchaba último: -Manuel, confiaron demasiado en mí-. Sus ojos estaban indefinidos a través de los anteojos oscuros.

domingo, 10 de agosto de 2008

la cabeza


Hoy ha salido el Demonio
ladrando
a través de Tu puerta tullida.
El negro filoso
de sus benévolas formas
hizo que su marfil
gastado y húmedo
violentara los barrotes
de mi Alma
pavorosa y gozando
por Tu Infierno
el que alumbra
mi Espejo.