martes, 2 de marzo de 2010


Un hueco aprisionado en el Abismo,
el alma, clavada en sus paredes
eterna vida de la nada
y ni la gracia de arder
en los Infiernos queda ya…
Solamente, desde la desolación
de lo que no existe,
en la lejanía de todo acto,
la desesperada esperanza,
el ser rescatado por los Demonios
la vuelta piadosa al suplicio,
el eterno clamar por el dolor,
el constante deseo de las llamas
y el apagar de la Vida,
en el instante que también
se extingue la última brasa
propia entre las ajenas,
cenizas, sólo eso…