miércoles, 4 de julio de 2012

Y entre las ruinas surcadas de tanto arrastrarse
se agitaban las criaturas,
gusanos que olían a los rastros macilentos
de las almas
viejo olor a viejo de sus ciegas moradas frías.
Licor agrio que fermenta desde allá
que suele brindar su resaca dulce
a los desamparados de la puerta abismal
a esos seres con luz muerta que calientan sus gargantas
sin embriagarse bajo la lluvia que el hueco del árbol,
ensordecido de rumores moribundos,
observa en la tristeza de su corteza seca…
ha caído la piedra añeja sobre la Luna morada
chasquido resplandeciente que sólo es olvidado
entre la inconmensura de la mojada tierra
que sólo embarra la nada,
tal la lívida hoja seca resucita amarillenta
albergando el diminuto reflejo en su lámina exangüe .