viernes, 29 de mayo de 2015

Y lejos…
Lejos, lejano tu llamado, un hueco de madera carcomida.
Lejano en esta oscuridad silenciosa, oscuridad de la nada más nada.
Lejos de tu recuerdo agotando un eco ya mudo.
Lejanía entre las cicatrices de una corteza seca.
Lejana aquí, entre la soledad que quema, corta y hace sangrar.
Lejos del alma que se extravió en el precipicio más oculto.
Lejanía girando sobre la angustia hastiada de tanto lejos…
Tan lejana que no puedes alejarte  de tu fruta estéril.
Pero al fin lejos, y lejos tus rumores  sordos.
Lejana en tu mudez de cuerdas resecas, de cenizas pacientes.
Con tu ceguera humedecida, con tu sal secando tu alma sangrante.
Lejano de lo que no fue nunca lejos…
Muy lejos de las llamas que no entibian.

Agonizando y reviviendo, olvidada de cómo morir lejos…