jueves, 23 de septiembre de 2010


…y es que la Noche
acaso ya abrumada de soles apagados
busca exhalar su última extinción
resucitar omnipotente entre los últimos
resplandores del fuego moribundo.
Acaso la Noche se ha cubierto de lágrimas
y si la tormenta no descarga su pena,
Ella, sin saberlo no podrá ver los leños
Ella no vislumbrará la chispa remota
atisbando en su cuerpo de Niña,
y serán así Noche y Tierra,
consumiéndose ambos en sus Infiernos helados,
hasta estallar la primera, cayendo
gota rebelada que incendie
convertiendo los fuegos muertos
de dos Almas que se abrazan, rompiéndose
en el Paraíso Negro de sus jardines subterráneos.

martes, 21 de septiembre de 2010


Sobre el asfalto que se desparrama en piedra
medusa negra, aguaviva urbana
voyeurismo lunar , orgasmo de astro
las piernas lascivas, fetichismo en red .
Correr las cortinas rozagantes
de tu sexo con mi lengua,
llave de fuego ,
cual serpiente estrangular tus gritos,
como tenazas aferrar tu cabello azabache,
salvajemente vampiro,
como las alas de tus uñas
penetran mis entrañas.
Sobre la acera, pirañas de ciudad
la negra mancha oscilante
de las hormigas cenando la infeliz cucaracha,
asesinada por un taco aguja,
asesinada por el placer del golpe,
gemido de loba violada,
ninfa de torres y estatuas,
sacrificio a Diana por su virgen perdida,
en las hormigas saciadas
el último orgasmo de Safo,
mimetizada en mi Alma.

sábado, 18 de septiembre de 2010


la Noche una vez más ha mostrado sus crueles trampas.
La reina ha temido. La reina tiene miedo a las heridas
que teme conocer, sin conocer la dicha que lastima las Almas más solitarias.
La reina no huye, la reina sólo se esconde,
la reina pide a gritos que la descubran.
La reina no tiene quién bese sus labios tibios, tristes, nostálgicos
de gozo, de placer, de ensueño.
La reina sólo espera que llegue su caballero,
la reina se confunde entre los vaivenes inesperados
de los momentos menos pensados,
la reina duerme feliz de que la deseen hoy
como mujer, como esencia de pasiones que cuelgan
aquí, en la soga del llanto solitario.
La reina quiere que besen sus ojos implorantes de dulzura
la reina teme lo que hoy
se convirtió en realidad para el caballero paciente.
La Noche, hoy, ha señalado su suerte,
la Noche hoy, es Reina, es Ella, frágil verduga.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Probé enviciado y ya sin saberlo
el gusto de su sangre, sumergido y cegado
en lo magnánimo de mi interior tortuoso, resollante.
Luces agazapadas observan
desde las trincheras del campo
nevado de almas agonizantes,
raíces despellejadas, heridas
por los filos de las estrellas bombardeando
la Sacratísima Tiniebla.
Lujuria desmembrada, esparcida en tierra seca
salpicada en vivas manchas
dejando huir a su alma impudorosa.
Sus huellas , invisibles, retumbando
sobre el filo fosforescente, gris
que hieren la altura vestida de Noche,
sombra de árbol insignificante
como la soledad olvidada de un espantapájaros
crucificado en tierra estéril.
Toda réplica de alma reseca
aquí se cuece al sol sin ya saberlo,
mientras la Noche, inexorable,
ya los ha olvidado.

miércoles, 8 de septiembre de 2010


La tierra abre su boca de loba
a los pies llagados del peregrino de la Luna,
hojas que oscilan al ritmo del viento que susurra
guían el trasuntar desconocido de los pasos temblorosos
mirando como única guía la tiniebla
que no puede cobijarlo en su negro capote
del frío pavor de caminar despierto.
Inextricable paisaje
agita sus brazos negros de horquetas
puntas mutiladas laceran el aire ennegrecido
avanza hacia el seno del bosque desdentado
avanza hacia su propias fauces
sin saber que es él mismo perdiéndose
en los habitáculos destechados de su alma
desolada,
entre las nieblas de carbón
de sus sentimientos consumidos.
Tarde buscar ahora fuegos en los precipitados campos
tarde para el regreso a su propio desvelo cautivo,
caminar , sólo caminar hasta otras noches
caminar hasta encontrar alguna luz moribunda
escondida,
llegar y evitar que muera.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Llueven costillas
punteagudas, fecundando
y tiñendo en metal
la espesura del cielo,
desde la estrechez perdida
de esta oscura selva retratada.
Minúscula ráfaga
hace vacilar despacio la seda
sobre el cristal lacrimoso,
que invita a entrar
el aroma de las hojas resucitadas.
rebrote sobre un semblante puro,
aterciopeladas celosías
debajo de la tibia frente.
¿habrá piel suave
que se atreva
a desear herir al sueño,
que reposa sin mirar
al astro entristecido?