sábado, 20 de octubre de 2018

Entre los trozos de barro duro la luna queda oculta en restos ...

Pedazos de alma soñando la luz que revive cada noche sobre sus terrones de llantos

 y risas destiladas en licores y hierba quemada...

Las pisadas que las hacen polvo y suben a esos cuerpos ,

 recreando las nuevas criaturas de placeres .

Ya la Luna es nuestra madre y nos condena dulcemente

 a la maldición del placer aleatorio; 

a la muerte del bohemio y el arte solitario.

Hasta volver al escombro duro de barro y volver ...

volver siempre.
La noche generosa que  me riega  en cerveza 
y transcurre  con el andar entre las casas
que presumen las formas bellas de sus cuerpos  
de hierro y piedra bendecidas por el tiempo añejo.
Un reflejo multiplicado en infinitos llenan de brillo
el vestido de la hora de las sombras y la alquimia 
de  Luna  mata la melancolía hasta que el sol 
vuelva a vomitar la mañana...
extrañeza de descansar extrañando y el viejo sueño
 que acude a socorrernos el alma desamparada y perdida,
maldecida por mil funestos soles que contaminan su río ,
sus aguas de dichas estentóreas 
y lágrimas sobre los jarros y los besos lentos...