lunes, 4 de marzo de 2013


Y un camino seco alfombrado de polvo al sol
nublaba mi vista con gusto amargo en mi saliva.
Los pies se ensuciaban sin sangrar, la tierra era pura
caliente o casi tibia sin hojas secas ni espinillos,
fue allí, en ese rincón brilloso
entre muros de piedra filosa y quieta
fue allí donde le pregunté a mi conciencia
adónde encontrarme sin huir de mi propia imagen,
ni de los dibujos de mi pensamiento
moldeando con mi sudor escenas secretas.