miércoles, 8 de julio de 2020

Desde el pueblo pequeño, se veía todo el valle como tumba vacía
 y sus casitas de barro y techo de paja 
en la torre de madera enrejada que construí. 
La vista nocturna era cautivante y vertiginosa
como cuando se eleva la cabeza hacia  la bella Luna, y aquí abajo  las
estrellas eran candiles de aceite acá abajo...
 el rio se reflejaba en el disco rojo ,
ese espejo de la tierra  con vida propia
que alguna  vez laopensé indiferente  y burlando   
un reloj de sol oscurecido en la tiniebla...,
 El hombre de nadie durmiendo debajo, como techo  de  las pesadillas embebidas en vino o licor barato,
que apagan todo claro de luz de Luna y la convierte en calavera  cercana...
… una serpiente que zigzagueaba su colosal cuerpo de agua y piedras sobre el campo,
cayendo y cayendo…. arrullando la muerte recién llegada bajo el mismo reloj,
 en la misma botella vacía que albergó el último rayo nocturno,
 con su apaciguado murmullo.