viernes, 27 de febrero de 2015

Sobre la tristeza del día
Rendijas de mi persiana
por donde el sol entromete sus rayos débiles.
Solo aquí en esta prisión tan grande, tan mía, tan libre
Soy mi propio candado, mi mente es mi propia llave,
Mis palabras abren las puertas  hacia mi preciada locura.
El ruido brilloso de la tormenta oscura
Satura el resto de  lo que quedó de este sol
 que se mete en su madriguera.