sábado, 1 de octubre de 2016

Y la sombra permanece clavada en este terreno donde germinan
semillas ignotas,
el viento fue secuestrado por miles de hojas secas
que danzaron sobre él y lo hundieron.
Mordía yo el suelo,  comía la tierra para excavar un oasis donde las raíces me colmen el hambre
Resucitar rompiendo el asfalto y salir a este sol que quema mi razón y mis pestañas.
La ciudad se derrumba sobre mí y el cielo desaparece,
Pero sin saberlo vuelo sin sentir tacto hostil ni hierro filoso,
viento que tus hojas envejecidas

derraman sobre la sombra que despierta.