jueves, 7 de abril de 2011

Inconmensura de la Dama Negra que pasea
envuelta en su traje pestilente de Muerte fatigada.
Entre las calles vomitadas de miseria
rujen los crujidos de las criaturas cegadas de tanta Noche.
Inmísera, inhumana y despiadadamente inanimalizada
salta sobre los pozos de las mentes prisioneras,
puertas tapiadas como féretros sellados de tanto aliento seco,
mundos pequeños entre luchas fundidas
hechas orines de fieras mansas,
sometidas por su propia podredumbre lenta
despacio, inexorablemente volviendo,
hasta la nada insignificante del hastío eterno.

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