No puedes tú robarme lo que nunca ha sido mío,
acaso es que tú sólo me has prestado
una maligna mentira
que has pintado sobre una mente moribunda.
Puedes despellejarme y mi sangre será seca,
verás que apresado dentro de mí ruge el Lobo ciego.
Escúchame sin parar tu cuenta
y al llegar al número de tus alaridos puedes
degollar por ti
mi garganta oscura.
Observa sin mirar y despiadada
el conjuro que me clava sobre la cima
condenándome
al eterno precipicio,
mirando siempre la masa seca de día y roja de noche.
Así podrás robarme la vida,
y podré matar sin saberlo nunca
tu Alma que es mi espejo…
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