Y lejos…
Lejos, lejano tu llamado, un hueco de madera
carcomida.
Lejano en esta oscuridad silenciosa, oscuridad de la
nada más nada.
Lejos de tu recuerdo agotando un eco ya mudo.
Lejanía entre las cicatrices de una corteza seca.
Lejana aquí, entre la soledad que quema, corta y
hace sangrar.
Lejos del alma que se extravió en el precipicio más
oculto.
Lejanía girando sobre la angustia hastiada de tanto
lejos…
Tan lejana que no puedes alejarte de tu fruta estéril.
Pero al fin lejos, y lejos tus rumores sordos.
Lejana en tu mudez de cuerdas resecas, de cenizas
pacientes.
Con tu ceguera humedecida, con tu sal secando tu
alma sangrante.
Lejano de lo que no fue nunca lejos…
Muy lejos de las llamas que no entibian.
Agonizando y reviviendo, olvidada de cómo morir
lejos…
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