En una cumbre en llamas
donde el sol se acurruca, temeroso, pequeño e
inocente…
sobre el carbón de un lapacho mártir, huye hacia el
precipicio
de mi memoria desolada…
balanceándose en un halo de Luna en una roca
resucitada, desconocida.
Triángulo de fuego , se esfuerza resistiendo a la
infinita Noche,
imperada por la negrura acribillada en luces.
Sólo un fragmento de su alma aún tibia ,
reposa sobre los dibujos en la altura de lo
olvidado,
nada más un pobre respalndor agonizando
muere en paz, sin aviso y sin acordarse,
sólo se dispersa, sereno.
En el aire, donde la vida se arrulla en la deriva
invisible.
Libre y sabio…
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