que brindan sobre una mesa de piedra olvidada,
reverdecida de musgo en la soledad oscura.
voces que ya son ecos en el sueño ,
y los renacidos en los reflejos que clavan
las estrellas en las hojas que crujen como el fuego crepita
cuando las consume, sol maldecido...
escucha el hombre triste
durante la inconmesura de los campos azules,
atrapado en el cristal invisible que despega cual reflejo migrante hacia
las praderas secas de tanta noche triste...
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