martes, 3 de junio de 2014

Y cuando el sol se enterró vivo, dio origen al Infierno
(algunos dicen que en el punto medio exacto de la tierra; confirman con su teoría que el mundo es el infierno, y al paraíso perdido lo puso a salvo un dios en algún sitio desconocido. Sólo se sabe a ciencia cierta, fuera de la tierra).
La gran estrella que abrasa, ilumina y engendró su luz en la violada Luna, sólo es una copia apócrifa del Justiciero ajusticiado por su amo. El dios aleatorio lo puso de señuelo, para que los habitantes de este paraíso imperfecto creamos que es el que nos da la vida. Sólo los que se percatan de ello no caen en su trampa, y observan con ahínco el regazo de la Luna, madre de la luz fugada.
Prisioneros de la noche, a ella volvemos  y para quizás alguna vez en ella  encontremos el paraíso y nuestro padre… Oscuro el mar, salado…

Quizás la sal (estoy seguro) es la ceniza que el sol (renombrado Lucifer) devuelve de los males purificados, quizás la vida sea la sal de la tierra que nos conduzca al paraíso escondido…

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