domingo, 8 de noviembre de 2015

No.
No son tiznes de un cielo lacerado
Por el filo de un soñar elevado en grito tras los cristales
Es la furia mía que provoca a una gaviota embravecida
cortar con sus alas esa quietud nocturna que aterrorizó un monte virgen…
Es mirar a través de un cuenco de cráneo en un campo raso ,
en un viejo lugar de cañones y batallas cuerpo a cuerpo,
espiar esa muerte que cosechaba sus frutos
 sin vislumbres de bandos, ideas
 o amores u odios…
Es la vista que erotiza todo lo vivo
 y lo atraviesa en placeres poderosos
es la piel que predica sed y clama por empaparse
en mares extraños que la naufraguen en lo eterno,
bebiendo su sal en la noche, párpados del sol,
lágrimas del viejo cráneo que sigue y sigue…




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