sábado, 3 de diciembre de 2016

Y bramaba su nombre en el rellano cruel de un camposanto de arena
un cordero degollado agoniza al sol y maldice su nombre
que profana la sacratísima noche embrujada.
Desde una ventana abierta en la altura corría su vista
 hacia los montes de piedra y flores secas,
Y era un aire helado que mágicamente cerró el tajo ,
 y el cordero revivió entre las luces festivas del sagrado bacanal .
(todo a las tres noches que volvió a los paraísos sabrosos,
profanos, pegajosos de sangre, sudor y aullidos).
Los vuelos entre cuerpos tibios que asegura el  regocijo,
el infierno obnubilado,
el aire que perfuman los cinco sentidos ,
 y preparan el sacrificio del sexto,
 condenado por rebelde  y por conciente de que la noche se termina,

y morimos…

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