La noche generosa que me riega en cerveza
y transcurre con el andar entre las casas
que presumen las formas bellas de sus cuerpos
de hierro y piedra bendecidas por el tiempo añejo.
Un reflejo multiplicado en infinitos llenan de brillo
el vestido de la hora de las sombras y la alquimia
de Luna mata la melancolía hasta que el sol
vuelva a vomitar la mañana...
extrañeza de descansar extrañando y el viejo sueño
que acude a socorrernos el alma desamparada y perdida,
maldecida por mil funestos soles que contaminan su río ,
sus aguas de dichas estentóreas
y lágrimas sobre los jarros y los besos lentos...
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