Entre los trozos de barro duro la luna queda oculta en restos ...
Pedazos de alma soñando la luz que revive cada noche sobre sus terrones de llantos
y risas destiladas en licores y hierba quemada...
Las pisadas que las hacen polvo y suben a esos cuerpos ,
recreando las nuevas criaturas de placeres .
Ya la Luna es nuestra madre y nos condena dulcemente
a la maldición del placer aleatorio;
a la muerte del bohemio y el arte solitario.
Hasta volver al escombro duro de barro y volver ...
volver siempre.
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