En la cumbre de la noche yo
miro desde un peñasco
desconocido de la Luna que me cubre
con su luz prestada de sol vencido...y sòlo necesito creer
que la Muerte me toma
y me encierra en una celda ciega de tierra y cruz profana...hasta caer
sin alas ni paracaìdas a un mar helado de fuego,
donde madero que flota se hace sal y carbòn,
llevando mi ser a la Isla de Locura Desierta ,
abriendo los ojos resecos y caminar ciego
por el calor de su roce azul y negruzco abismo...
A revivir, bailando desnudo adentro de mi mente promiscua,
ansiosa de la tierra y sus efluvios que me bañan,
aquì, donde mi respiro y mi fuerza la lleva
chorreando suspiros y gritos tronando...
cubre
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