La espesura,
que la montaña maligna entrega
sudando su resuello inerte y vencido
sin mirar su prisión de vida
en la sombra candente
y a la luz que delata su Ser pisoteado
por la traición absoluta
dado al polvo resignado
de ángel mutado en camino muerto,
ha cedido su corona funesta
rechazada por los pensamientos impiadosos,
petrificacación pútrida de los espíritus aletean.
Ültimo despreciando al inalcanzable verdugo
cubre la piel,
rojo tiznado asoma
revelando su Lujuria paciente.
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