Acompañas como un verdugo tatuado
y sales cuando mi espíritu se sobresalta
mis musculos estallan hasta rendirse a tantos ecos indemnes.
Tú que tiemblas ante mis gritos de agonía furiosa
Tú que lastimas
o eres más bien
triturado sobre un lecho de vidrios sangrantes
tú que quieres ser cruel
y me arrastras sin
poder destrozarme en la piedra filosa
dejando la Luna
carbonizada en vano formas hogueras…
y tú caminas hacia el reflejo aún caliente,
tus dientes se encostran de arena fina
tú, tu sonrisa grotesca sólo es grito en un rostro que
implora
pero el aire se ha vuelto granizo
tu palabra queda petrificada
en un bosque de gacelas cegadas por tus propios cuervos…
tú. Ya tú, la nada y el olvido…
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