jueves, 21 de octubre de 2010


Ojos en ciernes cabalguen sobre luz maléfica
-rutilante telaraña-vértice vertiginoso,
alas petrificadas de cristal.
Saliere la niebla anticipando y acabare
tan en cuando ya el silencio sin paredes calcine
-muy debajo del debajo, allá-
desangrándose en la lejanía invisible
…y celebrare misa, sol clavado exangüe, bañando de ocaso
a la Noche sobre la cruz del sur.
Cautivo del escape, resucite sin morir en el tormento,
ojos de brillo felino, de ceguera seca a la brisa ensordecida.
Sobre los reflejos vacíos , precipicios eternos de la nada
aprisione con cadenas, eslabón de relámpagos,
llovizna de clavos que exploten
-saciedad de brasa agonizante de los grises mutilados-
pequeños fulgores de tierra quemada,
vivos al fin de tanta luz.

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