
Las puertas voladoras entre el cielo teñido con la bruma
ah, ciérrate ya, niña grande,
que les he robado las trancas de fuego al Alma de Dios.
Las aguas cambian su danza si tú quieres, mujer pequeña,
al bañar tus brazos se rebela el Mar y quiere ser Tierra
para poseerte hasta lo Eterno.
¿Sabes que tus lágrimas de dicha y la sal de tu tristeza
se evaporan, ¡ah gran niña!, y la neblina cubre mi puerta?
Planean tus pies sobre arenisca y caracola, niña mujer,
no hay entrada a las bóvedas ardientes,
sólo un Sol vencido bruñe la muerte de la tarde,
tú sola ,desnuda, casi vistiendo piel dorada ,
y cabello llueve sobre tus senos
oh tú diosa, ábrete ya, Niña.
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