domingo, 2 de julio de 2017

Las pestañas gritan desde las vendas de la mente perdida
la muerte se ha hecho invisible y ese corazón sin brújula
que no percibe que anocheciendo cuelga en  un lapacho seco...
tiempo vencido , reloj roto para  un placer,
esa obsesión que a la deriva se hace nada
torturada en ese océano que se hunde dentro del perdón impuro,
casi blasfemia para la orgía de un tiempo ahora no feliz...
lentamente la euforia se arrastra sin deterse
desde ese cielo que a jirones de  ecos 
terminó de enterrar todo tu ayer...

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