la muerte se ha hecho invisible y ese corazón sin brújula
que no percibe que anocheciendo cuelga en un lapacho seco...
tiempo vencido , reloj roto para un placer,
esa obsesión que a la deriva se hace nada
torturada en ese océano que se hunde dentro del perdón impuro,
casi blasfemia para la orgía de un tiempo ahora no feliz...
lentamente la euforia se arrastra sin deterse
desde ese cielo que a jirones de ecos
terminó de enterrar todo tu ayer...
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