domingo, 16 de julio de 2017

Y sin quererlo se borra de la espesura 
a través de un techo de follaje ennegrecido
un haz débil, quizás de Luna
quizás reflejo de la mente que desesperada 
crea formas de salidas del infierno frío.
Entre cardos invisibles que se pintan de rojo
por mis pies despellejados
me aferro a ese tronco duro y rugoso
la cama de tierra y un lejano chillar
enredan mis manos que 
puestas sobre mis ojos hasta casi romper el cráneo,
me trae y no deja de recordarme,
ya me arrastro dormido pero vienes,
así vuelo en mi precipicio hasta que me despiertes...

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