sábado, 18 de septiembre de 2010


la Noche una vez más ha mostrado sus crueles trampas.
La reina ha temido. La reina tiene miedo a las heridas
que teme conocer, sin conocer la dicha que lastima las Almas más solitarias.
La reina no huye, la reina sólo se esconde,
la reina pide a gritos que la descubran.
La reina no tiene quién bese sus labios tibios, tristes, nostálgicos
de gozo, de placer, de ensueño.
La reina sólo espera que llegue su caballero,
la reina se confunde entre los vaivenes inesperados
de los momentos menos pensados,
la reina duerme feliz de que la deseen hoy
como mujer, como esencia de pasiones que cuelgan
aquí, en la soga del llanto solitario.
La reina quiere que besen sus ojos implorantes de dulzura
la reina teme lo que hoy
se convirtió en realidad para el caballero paciente.
La Noche, hoy, ha señalado su suerte,
la Noche hoy, es Reina, es Ella, frágil verduga.

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